Si bien Alberto Toril afirmaba que cada vez estaban más cerca del nivel del Barça, Giráldez y las suyas se encargaron de volver a ensanchar la distancia con un golpe de realidad ante un Estadi Olímpic volcado con las jugadoras.
Era la decimotercera vez que ambos conjuntos se veían las caras y aunque la apuesta económica de la blancas empieza a dar sus frutos, la balanza se acabó decantando para el lado blaugrana, una vez más.
Las bajas de Alexia e Irene Paredes, sumadas a las de Jana, Bruna y Rolfö no impidieron reunir cerca de 40.000 personas en un Estadi Olímpic con ganas de fiesta. Eso sí, los primeros minutos estuvieron plagados de imprecisión, sin un claro dominador del juego ni de la posesión fruto de los nervios y la tensión acumulada, más propio de un partido de tenis que de futbol.
Un Madrid bien plantado en zona defensiva con las ideas y el planteamiento claro, al Barça le costaba encontrar los descosidos de la defensa blanca. No fue hasta el primer cuarto de hora de juego que las jugadoras de Jonathan Giráldez consiguieron coger desprevenido el equipo visitando en forma de contraataque mediante Graham Hansen y Lucy Bronze, hoy titular, que ésta envió el esférico a la frontal del área para que Aitana Bonmatí fabricara una obra de arte colocando el 1-0 en el marcador.
La única manera viable que tenía el Barça de acercarse al área de Misa era a través del contraataque. Aitana Bonmatí, otra vez, tuvo el gol a sus botas, pero su disparo acabó impactando con la madera de la portería. Y como suele ser habitual en los partidos del conjunto azulgrana, con el paso de los minutos el terreno de juego empezaba a hacer bajada y la precisión, la efectividad y las ocasiones caían a la banda del combinado local. Salma tuvo el 2-0 en sus botas pero tanto Misa con el pie como el lateral de la red evitaron el tanto de la internacional.
Graham Hansen, olvidada a los premios UEFA, FIFA y demás, se disfrazó de Leo Messi al girar sobre sí misma en el interior del área, superando y dejando por los suelos a las rivales, para posteriormente, enviar el balón directamente a la cruceta. Y es que una puede ir fuera, dos también, pero tres ya no. A la tercera va la vencida y después de otro rechace de la madera, la noruega colocar la pelota al fondo de la red dos minutos antes del descanso.
Todo el que no había entrado durante los primeros minutos, lo hizo antes del descanso. Efectividad pura. despeje muerto en el área que aprovechó Mariona para colocar el 3-0. De este modo se llegaba al descanso, con ventaja y ocasiones de sobra por haber hecho, mínimo, un par más de goles.
La segunda parte, empezó del mismo modo que termino la primera y la iniciativa en el marcador se trasladó sobre el terreno de juego. Empezando por una ocasión de Salma que Misa desvió a córner. Aún con el 3-0, Toril, que lejos de arriesgar e ir a por el partido, apostó por un planteamiento defensivo dando entrada a defensas intentando apagar el incendio que tenía en el bloque bajo.
Esto, y que el Barça ya había hecho los deberes, las locales trataron de mantener la posesión y el resultado a la espera del pitido final. La grada era un festival y las 38.714 almas culers, sumadas a Cata Coll, espectadora de lujo bajo palos, celebraban su propia fiesta, con ola incluida, mientras el equipo buscaba cerrar el marcador. Aitana le regaló el cuarto a Claudia Pina en el tiempo añadido, y cuando parecía que ya no había tiempo para más, la canterana Vicky López sacó la manita a pasear con el quinto y definitivo gol. Un Clásico más a la saca.
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