A falta de conciertos en el Bernabéu, el Futbol Club Barcelona puso música blaugrana a ritmo de Coldplay para ser más líderes.
La noche de ayer en el Bernabéu evoca aquellas grandes noches vividas en el pasado, como las de la era de Guardiola, con el inolvidable 2-6 o el 5-0, o aquella en la que eliminaron al Real Madrid de la Champions en su propia casa, con Messi driblando a cinco jugadores antes de marcar un gol que permanece en la memoria de todos. También trae recuerdos de las épocas de Gaspart y Núñez, o de noches recientes, como el 0-4 en el Bernabéu con Xavi Hernández en el banquillo, mientras la pancarta de Joan Laporta frente al estadio proclamaba: “Ganas de volver a veros”, en alusión a su candidatura a la presidencia del Barça en 2021.
Además, el Barça no podía perder luciendo el logotipo de Coldplay en la camiseta, en colaboración con el patrocinio de Spotify. El Barça y Coldplay van de la mano: su música fue la banda sonora del mejor Barça de la historia y, posiblemente, del mejor equipo de fútbol de todos los tiempos. “Viva la Vida”, la canción insignia del grupo, se convirtió en símbolo de un estilo de juego que enamoró al mundo. Ayer, en el Bernabéu, ese espíritu volvió a encenderse, enamorando nuevamente al mundo y domando al eterno rival en un clásico que se recordará no solo por el resultado, sino porque un grupo de jóvenes atrevidos, que disfrutan jugando en la élite, dio una lección a un club lleno de estrellas, pero falto de táctica y dirección de juego.
Este equipo tiene algo especial; se percibe que algo muy bueno se está gestando. El Barça cuenta con una generación de jugadores excepcional, que lleva el estilo del club en la sangre y siente los colores como propios, porque al fin y al cabo, son culés desde pequeños
El mito de que los partidos importantes son solo para los jugadores veteranos fue desmentido por un puñado de jóvenes azulgranas el miércoles contra el Bayern de Múnich, y se reafirmó ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu la noche del pasado domingo. Juegan con un descaro, en el mejor sentido de la palabra, que hace tiempo no se veía en ningún jugador del Barça; enfrentan a cualquier equipo como si estuvieran en el patio del colegio. No le temen a nada ni a nadie.
El Barça de Hansi Flick salió al Bernabéu apostando por la continuidad tanto en la alineación como en el estilo de juego, mostrando una personalidad y disciplina abrumadoras. Tanto Barça como Madrid empezaron el partido con un ritmo altísimo, sin especulaciones de ningún tipo. Fue un “toma y daca” constante entre ambos equipos, en el que parecía que el primero en agotarse pagaría las consecuencias. Durante toda la primera mitad, el Madrid fue el claro dominador, pero el Barça, lejos de achicarse, mantuvo su línea defensiva a la altura del mediocampo, algo que se ha vuelto habitual desde la llegada del técnico alemán a Can Barça. Sorprende la precisión y efectividad de los defensas azulgranas para trazar la línea de fuera de juego y dejar en “jaque mate” a los rivales: ante el Real Madrid lo lograron en 12 ocasiones, incluso anulando un gol a Mbappé tras la revisión del VAR.
Con el paso de los minutos, el Madrid aumentó su presión ofensiva, pero la defensa del Barça se mostró sólida y eficaz. Las expresiones de incredulidad de los delanteros blancos, cayendo una y otra vez en fuera de juego, dejaban en claro la gran labor de la zaga azulgrana. El Barça aprendió de los 20 minutos de apremio en la Champions contra el Bayern, cuando los bávaros asediaron sin piedad la portería de Iñaki Peña. Esta experiencia permitió al Barça resistir con entereza los 45 minutos de ataque constante del Madrid en el Bernabéu.
Flick leyó el partido durante el descanso y, al inicio de la segunda mitad, sustituyó a Fermín, quien había hecho un gran trabajo sin balón. Sin embargo, el técnico sabía que, si quería cambiar el rumbo del encuentro, debía controlar el balón y dominar el juego, por lo que dio entrada a Frenkie de Jong. Con el neerlandés en el campo y un cambio de mentalidad, el Barça rápidamente se adueñó del control. Así, en la segunda mitad, los azulgranas dominaron y sometieron a un Madrid que parecía haberse desvanecido del encuentro.
Curiosamente, el primer gol del Barça surgió de una rotura del fuera de juego de Lewandowski, aprovechando un desajuste en la estructura defensiva merengue; paradójicamente, el Madrid había sufrido durante toda la primera mitad por caer sistemáticamente en fuera de juego. Con el paso de los minutos, el Madrid se fue diluyendo, y el Barça reinó en el Bernabéu, como tantas noches ha hecho en el pasado.
La gran actuación de Iñaki Peña
27 de octubre de 2024[…] Análisis post/ Música blaugrana en el Bernabéu […]